DIECINUEVE DÍAS PARA TUS CADENCIAS
Siento el soplo que,
como fiel compañero de invierno,
me libera del sombrío desaliento.
Y así vienes,
desgranando quitapesares
para abrigarme de pasión y de decencia
cuando el sol emerge entre turbiones
-cual nigromante de abril-
para dejar su huella de sublime belleza.
Y ahora, cuando apenas quedan
diecinueve días para tus cadencias,
ven, aférrate a mis manos salvavidas
y haz de mi ser una eterna primavera.
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© MAR – abril-17
Otros Puertos
"Si te caes siete veces, levántate ocho". Proverbio.
martes, abril 25, 2017
jueves, febrero 16, 2017
Llueve bajo los árboles
Llueve bajo los árboles
Llueve
y en los bosques
se esconden
las reflexiones perdurables.
Hoy llueve y mientras tanto
se regatean mohines entre las hojas de los árboles
y gimotea el sol -sin hijos-
brillando entre las agujas de los pinos.
Llueve, casi nieva
y crecen las sombras tristes en los árboles
cuando, bajo sus ramas,
juegan a la petanca con la muerte los ancianos.
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© MAR – Febrero17
Llueve
y en los bosques
se esconden
las reflexiones perdurables.
Hoy llueve y mientras tanto
se regatean mohines entre las hojas de los árboles
y gimotea el sol -sin hijos-
brillando entre las agujas de los pinos.
Llueve, casi nieva
y crecen las sombras tristes en los árboles
cuando, bajo sus ramas,
juegan a la petanca con la muerte los ancianos.
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© MAR – Febrero17
jueves, septiembre 15, 2016
INSTANTES DIFUSOS - VIII & SANTIAMENES VAGOS - VIII
INSTANTES DIFUSOS - VIII
Es esta anarquía ambigua
de albor y luz de rocío, de ramas y brozas zafias, y de matices extraños que al diluirse asemejan el trémulo rastro del alma.
Los cendales que al espíritu
cargan en las horas tristes, como a destellos del sol y a las aguas el relente, si las traspasa tu risa revierten en sueños albos.
© MAR
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SANTIAMENES VAGOS - VIII
Es este desgobierno confuso
de inicio y expresión de aliento, de castas y raíces salvajes y de mestizajes raros que al disolverse parecen
el convulso vestigio de su
esencia.
Los hábitos que al ánimo
imputan en las horas afligidas, como a la luz del amanecer y a la humedad el relente, si las traspasan sus gestos revierten en visiones claras.
© MAR
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jueves, junio 30, 2016
INSTANTES DIFUSOS - VII
Si notas, cuando anochece
los tules con que el relente
y espejos que en los balcones
los tules con que el relente
y espejos que en los balcones
visten la noche atrapada,
piensa que el sol mañanero
y la luz de madrugada
hieren, y verás sin razón
crearse tinieblas raras
piensa que el sol mañanero
y la luz de madrugada
hieren, y verás sin razón
crearse tinieblas raras
y en la loseta baldía
criptógamas que divagan,
marinas de luna y humo
de apariencias alejadas
por donde se van los sueños
a la región de las hadas.
marinas de luna y humo
de apariencias alejadas
por donde se van los sueños
a la región de las hadas.
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© MAR – junio 2016
INSTANTES DIFUSOS - VI
Sobre la roca granítica,
parásita e indígena,
áspera…
como tú,
y entre las piedras
áspera…
como tú,
y entre las piedras
más yermas
he visto renacer
a criaturas
derrotadas
y tiernas.
¡Vosotros también la visteis!
Su rostro dócil y sosegado
dibuja su paz
y aunque llena de miedos
dibuja su paz
y aunque llena de miedos
aún sigue intacta su esencia
y desbordan
sus pupilas
los
sueños de libertad.
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© MAR – junio 2016
INSTANTES DIFUSOS - V
En los bosques profanos
donde se esconde el silencio,
me dijo entonces, sonriendo:
donde se esconde el silencio,
me dijo entonces, sonriendo:
Te impulsará el amor y la memoria
de los niños abandonados
de los niños abandonados
en los fatales
aposentos,
en las angustias oscuras
en las noches ultrajadas
en las angustias oscuras
en las noches ultrajadas
y en el sacrosanto espacio de los templos,
en los lugares que nadie jamás pisó,
en los murmullos de las voces y del aire,
en la palabra de los ramajes
en los lugares que nadie jamás pisó,
en los murmullos de las voces y del aire,
en la palabra de los ramajes
hallarás un día poesía
¡...más nunca
en dañinos versos!
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© MAR – junio 2016
INSTANTES DIFUSOS - IV
Qué fue del hombre aquel.
Qué, de su vida,
que fue como un soleado verano
y se disipó en un laberinto de brumas
sin signos,
que fue como un soleado verano
y se disipó en un laberinto de brumas
sin signos,
sin
colores.
Perpetuaba las noches de otros tiempos,
los días de agonía,
y la feliz evocación de su primer amor.
los días de agonía,
y la feliz evocación de su primer amor.
Eternizaba las veces en que
acaso lanzó un beso
y arrulló con una dulce nana la cuna del niño.
y arrulló con una dulce nana la cuna del niño.
Se enardecía los días de pugnas de pasión íntima
en que ahogó el aullido
en que ahogó el aullido
como la dócil fragancia de las rosas.
Y de todo, solo Dios está al corriente!
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© MAR –
Junio2016
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