I
Bajo el fulgor de niebla del silencio
duerme el mundo.
Equívocas luces de luna
y el centelleo fortuito del trémulo quinqué
iluminan la alcoba.
Él acaricia el piano.
Sus dedos marfileños acarician el teclado
y desde su mirada vagabunda
pronuncia algo místico y delirante.
¡Qué dulce es el lamento
que ronda por sus labios entornados,
cuando el aire desempolva las flores ocres,
marchitas en la búcaro azul!
Bajo el fulgor de niebla del silencio
duerme el mundo.
Equívocas luces de luna
y el centelleo fortuito del trémulo quinqué
iluminan la alcoba.
Él acaricia el piano.
Sus dedos marfileños acarician el teclado
y desde su mirada vagabunda
pronuncia algo místico y delirante.
¡Qué dulce es el lamento
que ronda por sus labios entornados,
cuando el aire desempolva las flores ocres,
marchitas en la búcaro azul!
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(c)MAR - Febrero 2016
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