CANTO I
Animales acuáticos, de una luna hasta otra nadamos entre grisaceos nimbos
como una exhalación enajenada, sístoles del fulgor, memorias encarceladas,
debilitadas hojas ante la triste nada.
Alucinaciones frente a la precariedad de la noche:
Eso fuimos.
CANTO II
Entre la lluvia leve vaga doliente el día con las ilusiones sometidas a las
galeras de la indiferencia. El alma sigilosa palpita en la floresta y en el
verdor de los prados de la tarde la mirada es un centelleo de jazmines
mientras un trémulo susurro sobrevuela el valle.
Cómo nos ocultamos en el trivial lamento de los líquenes.
¿No somos un misterio oculto en el espacio?
CANTO III
Hubo un frío de mármol corriendo por mis venas y en torno a mi semblante
algo hermético siempre. Y siempre en soledad ante la cruel tormenta asediada
por gritos y atroces pesadillas. Y sola, siempre sola con mi mirada mía, sin
su presencia suya y sin sus manos,
mías.
En las noches calladas la duda interrogando.
Vacilantes, nos predecíamos
entre los claroscuros.
CANTO IV
Yo te invoco desde mi desguarnecido cenit, desde los plañideros territorios
de los sauces, atentos a los códigos secretos de un mandala. Que el viento
no te circunde con sus brumas astrales, ni te detenga al pie de oscuros
abedules con la arcaica evocación del amor fugitivo.
El rostro de Selene nos sonríe y desde su mutismo
veo las deflagraciones de tu corazón en llamas.
---
© MAR - Septiembre 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario