Lluvia de amor…

Resuenan tus gemidos como redobles de campana llamando a velatorios.
Aúllan ruidosamente los espíritus que recorren ceremoniosos la cúpula celeste.
En las noches de insomnios buscas esos espectros que sufriste resignada.

Son puntales y pilastras de cuerpos etéreos disfrazados de soldados inmortales
que se encumbran con las mareas mientras tus lamentos tañen como repiques de campana.

Son hemorrágicos impulsos que proscriben el deseo mientras todas tus ternuras se refugian en tus válvulas y venas dilatadas y se quiebran entre sollozos de campana.

Son, con todo, tus ultrajes
por las lluvias en el alma de tus llantos,
tus deseos excluidos,
los anhelos impedidos que, como lamentos de campana,
son la caricia de lo inexplorado
y sólo esperas que llegue -despacio como un beso-
la dulce lluvia del amor.

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© MAR