«Mantente a flote por todos los medios;
pero si te es imposible, ten valor
para hundirte sin ruido»
R. Tagore
En la línea horizontal de la calle vacía
el amanecer extiende sus raíces,
el sol se va abrazando a la fachada,
le señala el camino hacia la próxima noche
y el halo de la muerte en el suave balanceo de la brisa.
Apenas son las seis de la mañana
y el olor a café es la primera caricia
que acuna a este frágil esqueleto
en este recién nacido viernes.
Azules soleados se desperezan
entre el lienzo tibio
que me hila de limo la mortaja.
Apresuradamente busco en los viejos libros.
Invento alternativas que me lleven más lejos.
Hoy, que quizás es tarde para soñar otras tierras y otros mares,
al despertar emprendo el viaje incuestionable.
Siento una mezcla extraña de duda y complacencia.
Mientras, San Valentín, con su no sé qué ausente,
lee necrologías en la primera publicación del New York Times,
siente un escalofrío,
y se encuentra encerrado en un poema.
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©Mar
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