OFERTORIO I
Te ofrezco en esta etapa de anarquía
obtener una alianza,
un coloquio entre mi colectividad y tu corporación,
una tertulia sin vocablos,
un mutis de intenciones,
que tu boca desentrañe la voz de mis manos.
OFERTORIO II
Te ofrezco, naturalmente,
demorar la alabanza,
recalar en mi orilla sin mentiras,
incitarte con el ímpetu de mi ardor,
no esgrimir para nada las espadas
y que el espacio no reprima nuestros ojos.
OFERTORIO III
Te ofrezco un compromiso de siseos,
un cenáculo de jadeos,
un recitado de aullidos,
que todos nuestros silencios,
piel a piel, subsistan cincelados
en la longevidad de estos hambrientos cuerpos.
OFERTORIO IV
Te ofrezco un preludio sempiterno,
pausado, parsimonioso, lento,
tan flemático que cuando nos inquiera la alborada
nos encuentre dormidos, desmayados,
como si la demencia el delirio o el desvarío
compusiera un adagio sobre la palidez de nuestros rostros.
OFERTORIO V
Como si fuera un fábula para niños,
como si fuésemos extraños ignorados
y nadie supiera que existimos,
te ofrezco la culminación de esta leyenda,
desde el introito de tus intuiciones
hasta la síntesis de mis sentidos.
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©MAR – Septiembre2007
3 comentarios:
Pocas cosas me dejan estasiada, hoy lo ha hecho tu ofrenda echa versos y la generosidad y belleza de ese tiempo que ojala puedas entregar.
Olimpia.
"extasiada"*
P.D; eché de menos tus poemas y no lo negaré...;)
Olimpia.
Yo agradezco tu "éxtasis" y que eches de menos mis poemas.
Soy una ingrata porque cuando te visito no dejo ningún comentario pero últimamente no tengo tiempo para nada. A ver si pasan las prisas y puedo recrearme en tu blog y en los de tantos amigos.
Un beso.
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