La base de los signos no es la existencia, o no, de cada cosa.
Lo demuestran
el suspiro que se despoja de aire entre las runas,
un alero de huidas que consiente el silencio con sordina
y estos ojos míos, que giran haciendo molinetes y
encubriendo las cosas que se invierten cuando agonizan.
La base de las cosas no es la existencia, o no, de cada signo.
También me lo confirma
mi infancia que era de pan y chocolate,
mi pequeñez que intuía
que hay vanidades que humillan,
palabras que nadie osa pronunciar,
escritos donde todo mortal queda exangüe.
La base de los signos y las cosas es:
Liberación gozosa
que alguna vez se aproxima a nuestra playa
y nos deja amarnos
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© MAR – 21-03-2012
3 comentarios:
O sirve para aceptar el duelo
que nos cerca
y no contiene otro color que el negro.
El negro es ausencia de reflejo.
Es el armazón del desconsuelo.
O es dolor a oscuras
o, simplemente,
a secas.
Un beso.
Me sirve para consentir el encuentro
que nos a-cerca
y contiene el color índigo-confianza.
El azul es solidario e instintivo.
Es la estructura del quitapesares.
Y es el bálsamo para los melancólicos
o, simplemente,
afecto.
Otro beso
Tu poema cala hondo una vez más, pero esta vez, sin dudarlo, me quedo con ese final:
La base de los signos y las cosas es:
Liberación gozosa
que alguna vez se aproxima a nuestra playa
y nos deja amarnos.
Sublime.
Besos
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