jueves, febrero 15, 2007

Candongas & Quincallas

El atajo es angosto

los arrumacos piel a piel

suenan ahora arrogantes e inhumanos

bajo el mediocre cendal que te cubre

sin desertar de las esencias

que redimen el caos.

Los caminos palpitan,

aura trémula,

tediosa médula

combatiente de piedades pétreas.

Estremecimiento.

Sencillo regir en la quietud

antes de que la algarada

yazga

en el sempiterno

círculo de gemidores.

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MAR

2 comentarios:

ybris dijo...

¿Qué tendrá la quietud para saber hablar así en el estremecimiento que la algarada oculta?

Besos.

Mar dijo...

Ah, la quietud... sublime remedio que todo lo cura. La quietud es tan satisfactoria como la libertad.
¿No crees?

Gracias ybris por tu visita y tus palabras.